El cine se considera como séptimo arte, algo asignado por Riccioto Canudo en su obra “Manifiesto de las Siete Artes" publicada en 1911. Esta sería la primera vez que se definiría al cine como tal, un concepto que se asentará y llegará hasta nuestros días como sinónimo de la gran pantalla.
Sin embargo, creo que el cine como arte no se encuentra aislado. Cuando vemos una película no visualizamos un único producto, sino la unión de diversos elementos que se plasman en una obra. La persona encargada de dirigir un largometraje no solo debe tener en cuenta uno de estos elementos, de lo contrario, el resultado puede ser insatisfactorio o desequilibrado. Por lo tanto, comparemos el cine con el resto de artes para comprobar qué aporta en cada una de ellas.
EL CINE EN LA ARQUITECTURA
Según la RAE, “la arquitectura es el arte de proyectar y construir edificios”. Pues bien, si aplicamos esto al cine, podríamos asimilarlo a la construcción de aquel escenario donde se rueda una toma. Por ejemplo, el “El Gabinete del doctor Caligari” se encuentra prácticamente grabado en interiores, lo que también conlleva la preparación del escenario donde se va a desarrollar la historia.EL CINE EN LA ESCULTURA
Como vemos en la RAE, “la escultura es el arte de modelar, tallar o esculpir en barro, piedra, madera, etc., figuras de bulto.”. Por supuesto, para preparar todo el entorno fílmico se requiere de cierto atrezo que ayude a ambientar la historia en la que se desarrolla. Como prueba de ello tenemos las máscaras que se crearon para los orcos de “El Señor de los Anillos”, que sumadas a los efectos digitales causaban una gran impresión en pantalla.
EL CINE EN LA PINTURA
Este punto lo podemos relacionar con la imagen. Del mismo modo que un pintor elabora su cuadro, el director configura su escena con la cámara. Se deben jugar con los ángulos o los puntos fuertes, reglas de composición que determinan dónde se fija el espectador cuando mira el filme. Asimismo, el etalonaje es la forma de “colorear” el filme para así otorgar a éste una identidad propia.
EL CINE EN LA MÚSICA
¿Qué sería una buena película sin una banda sonora a la altura? Son muchos los largometrajes que recordamos por una icónica canción, las cuales a veces incluso resultan una pieza imprescindible sin la que esa película no sería valorada de la misma forma. Ennio Morricone, Hans Zimmer, John Williams o James Horner son solo algunas de las muchas figuras que podemos destacar en este punto.
EL CINE EN LA DANZA
La danza se asocia con bailar, pero también puede hacerse con la interpretación. Los actores tienen que medir sus movimientos, saber qué hacer en cada momento y cómo llevarlo a cabo. Además, el control del raccord requiere que continuamente se estén vigilado las acciones de los personajes. La historia debe resultar real, y por ello no puede existir ningún fallo de continuidad. Incluso si valoramos la danza como baile también encontramos ejemplos en el séptimo arte. De hecho, existen películas que son considerada como musicales, una de las más emblemáticas puede ser “Cantando bajo la lluvia”, donde a ritmo de claqué se nos cuenta su historia.
EL CINE EN LA POESÍA
Este apartado se podría vincular con la literatura. Es incompatible hacer una buena película si antes no se dispone de un buen guion. Las historias son las que nos enganchan, y acudir al cine es algo similar a desconectar durante un par de horas para entrar en un mundo distinto al nuestro. Por un momento, podemos llegar a vivir la tensión de Vito Corleone cuando éste asesinaba por primera vez a alguien. Ahí está la magia del cine como arte.
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